martes, 8 de mayo de 2007

¿Procuro olvidarte?

Procuro olvidarte, dice la canción. También yo. Pero no me lo pongo fácil. Ni tú colaboras.
Hoy te presentas, delante y lejano. En plena discusión laboral. Hombre, mujer, lejano y frío.

Mis manos se quedan más heladas que de costumbre, sudan, tiemblan torpes sin saber si en la cintura, en el bolsillo. Y se crecen conmigo, también fría, lejana, delante.

Me desconcentro, pierdo el hilo de mi argumento, me ganarán la batalla. Esa y la que tengo contigo, la de la conversación pendiente. Tu silencio, tu justificación, qué me importan ahora tus viajes, ¿ahora te acordarás de mi cumpleaños? ¿Tendrás alguna excusa, alguna disculpa?
Nada. Que si mi pelo está más oscuro, y no, míralo, rubio y frío, tan indiferente como quieras serlo tú. Hasta que rompes esa muralla de hielo con la risa, siempre tu risa, tus historias con hacienda, las anécdotas electorales. Y me haces reír con las manos frías.

Supongo que simplemente son los temas políticamente correctos, la forma de esquivarnos a nosotros mismos. Sin embargo atacas a los típicos puntos flacos femeninos: más delgada, sí, y tú no lo dices, pero más guapa cuando me siento mirada por tus ojos. No tenemos remedio y yo soy más gilipollas que tú.
Y te vas como has llegado, sin avisar. Y me quedo sin saber si me sienta bien volverte a ver, porque estoy, como cuenta Ismael Serrano, jodida y radiante.

No hay comentarios: