miércoles, 23 de enero de 2008

jueves, 17 de enero de 2008

Sueños

Recibía una carta. Entre otras cosas: he sido padre hace dos meses, pero el bebé no es mío.
Un collar de ella, de plata y turquesa.
Dos regalos envenenados.

viernes, 4 de enero de 2008

Me matas


Soy gilipollas.


En las noches de insomnio me dejo llevar por esta ansiedad que me hace dormir abrazada al teléfono móvil. Futuro cáncer de corazón. Sobre el pecho, en silencio, esperando que un destello luminoso me haga abrir los ojos secos. Desde hace tiempo al final me quedo dormida y sueño que soy gilipollas. Al despertarme sé que es cierto. No ha contestado ni lo hará.


Antes teníamos motivos sociales para hablarnos. Estas navidades han desaparecido. Nada de formalismos. Quizá sí que deseas que pase felices fiestas o que tenga un buen año 2008, es muy probable que haya nacido en ti ese deseo, pero a mí no me ha alcanzado. Había decidido darte por muerto una vez más, pero como soy gilipollas y anoche no me dejabas dormir, escribí un impersonal: "FELIZ AÑO NUEVO". Son palabras basura.


Esto es el fin del fin.


miércoles, 2 de enero de 2008

¿Dónde está tu mujer?


Tú me querías.

No es la memoria, es la palabra.


Como una idiota he vuelto a leer tus cartas. Ya están a punto de ponerse amarillas. Son muchos años y me pesan tus letras, cada día más, cada año más, cada ausencia más. No puedo más. Y no es fácil librarse de esta carga. Me consolaría saber que para ti sí lo es, o no lo es tampoco. Me consolaría saber. Saber si aún me quieres igual o saber si me has olvidado. Saber.


Me querías. Y me atormento pensando que fallé. Que un riesgo se puede correr cuando hay una mano a la que agarrarse. Y que mi mano no era firme. Una mano blanca y débil, unos dedos demasiado delgados y con demasiados anillos. Yo fallé. Con mi cobardía, con mi entrega amagada, con un "no me importa nada".


Y parece mentira que cada noche, noche tras noche, cada noche, el mismo pensamiento... Y el laberinto, y el desierto, y el no saber...


Como una idiota el no saber, dejando pasar minutos, abandonando mi cerebro, llorando por dentro, desperdiciándome, disfrazándome...


Me querías. Eso me enferma. Quererte me enferma. Querer el amor que me diste y me niegas. Querer lo que no puede ser. Sé que estoy enferma. Y que así me despreciarías. Que así no me querías. Que me querías cuando era risa y despreocupación, loca y aventurera.


Ahora soy una patética obsesiva que escribe a la nada, que insulta al aire, que pierde el tiempo y se destruye ante un teclado.


Una vez dije que ojalá me descubrieras. Ahora rezo para que por favor nunca lo hagas.


A callar


A veces no soy nadie.
Y vivo en la ciudad de los callados. Perdieron el ridículo y dejaron de existir.
Así soy nadie.
Desapareciendo un día de navidad.
Para siempre, eso deseo.

De la ciudad de los callados sólo salen vivas las visitas.

Ya no pienso que estás muerto. He cambiado los papeles.

Vete a la mierda.