martes, 29 de mayo de 2007

Tara-da

- No me queda nada. No me queda nada. Nada que amar. Nada por qué luchar. Tú te vas, y Tara se va.
- Sí, algo te queda. Algo que tú amas más que a mí, aunque acaso no te des cuenta. Todavía tienes Tara.

Scarlett miró un instante aquella rojiza pasta; nada significaba para ella. Le miró después a él y comprendió vagamente que había en él una integridad de espíritu que no podía ser rota ni por sus manos apasionadas ni por manos algunas.

Aunque ello le costase la vida, Ashley jamás dejaría a Melanie. Aunque se abarsase de pasión por Scarlett, jamás sería suyo, y haría lo indecible para mantenerse a distancia de ella. Nunca podría atravesar tal coraza. Las palabras "hospitalidad", "honor", "lealtad", significaban para él mucho más que para ella.

- Sí. Aún me queda esto.

jueves, 24 de mayo de 2007

The newspaper

Para que veas, tantas maneras de sufrir al leer el periódico buscando un rastro de él y todo ha sido al revés. Ha visto mis pisadas en la arena en época de marea baja, el bikini azul de tacto desconocido, mi nombre y mis apellidos con olor a tinta negra.

Para que veas, tanto imaginar una noticia y he sido yo la noticia, y él el lector sorprendido, y su reacción muda y disimulada...

Para que veas, pensaba en tener que esconder lágrimas y rubor, nerviosismo pasando a otra página... y qué habrá hecho? ¿Fijar la mirada, leer con atención cada palabra, intentar mantener la misma expresión de domingo en familia?

Para que veas, tonta, que el mundo no gira a su alrededor: gira al tuyo.

martes, 22 de mayo de 2007

Pesadilla en laotra street


Tan escondida que me has tenido que buscar en sueños. Me has despertado envuelta en sudor, maldiciéndote por interrumpir mi descanso de ti.


Ha sido cruel que ella contestara mi mensaje. Han sido crueles las opciones disponibles:


a) Contesta por su cuenta y riesgo porque estás en la ducha.

b) Contesta cómplice porque le has contado todo y quieres demostrarle que no te importo nada.


Pero se queda sin respuesta.
Cargará el coche y dudará si ella es la otra.

jueves, 10 de mayo de 2007

Sábado, o más mentiras, o yo

He visto zarpar barcos, alejándome del conferenciante y acercándome a mi mundo, al otro...

Me gusta imaginar que te alojarás en el mismo hotel y me echarás de menos, con el móvil entre las manos, dudando si marcar mi número para volver a susurrarnos.
Me gusta imaginar que olerás el aire gris de esa ciudad gris buscando algún rastro de mí, y que vigilarás los taxis por si me ves dentro.
Me gusta imaginar que te despistarás como yo en una mesa redonda y que decidirás, como yo, que ya está bien de soñar despierto con imposibles.

Me gusta imaginar que me buscarás el sábado, aunque no puedas encontrarme, aunque no quiera que me encuentres.
Me gusta imaginar que pensarás en mí. Quiero que pienses en mí.

Quiero que, al menos, pienses en mí. Alguna noche antes de dormir.

Y volver a encontrar el tiempo en el calendario.

martes, 8 de mayo de 2007

¿Procuro olvidarte?

Procuro olvidarte, dice la canción. También yo. Pero no me lo pongo fácil. Ni tú colaboras.
Hoy te presentas, delante y lejano. En plena discusión laboral. Hombre, mujer, lejano y frío.

Mis manos se quedan más heladas que de costumbre, sudan, tiemblan torpes sin saber si en la cintura, en el bolsillo. Y se crecen conmigo, también fría, lejana, delante.

Me desconcentro, pierdo el hilo de mi argumento, me ganarán la batalla. Esa y la que tengo contigo, la de la conversación pendiente. Tu silencio, tu justificación, qué me importan ahora tus viajes, ¿ahora te acordarás de mi cumpleaños? ¿Tendrás alguna excusa, alguna disculpa?
Nada. Que si mi pelo está más oscuro, y no, míralo, rubio y frío, tan indiferente como quieras serlo tú. Hasta que rompes esa muralla de hielo con la risa, siempre tu risa, tus historias con hacienda, las anécdotas electorales. Y me haces reír con las manos frías.

Supongo que simplemente son los temas políticamente correctos, la forma de esquivarnos a nosotros mismos. Sin embargo atacas a los típicos puntos flacos femeninos: más delgada, sí, y tú no lo dices, pero más guapa cuando me siento mirada por tus ojos. No tenemos remedio y yo soy más gilipollas que tú.
Y te vas como has llegado, sin avisar. Y me quedo sin saber si me sienta bien volverte a ver, porque estoy, como cuenta Ismael Serrano, jodida y radiante.

lunes, 7 de mayo de 2007

La mentira

No como en el anuncio: que levante la mano quien haya sido siempre fiel. Como en la oración, de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa y por la del otro.
No tengo nada que reprochar. También he caído en la tentación de probar otros seres humanos sin guardar turno. Dos a la vez, tres a la vez. Suena despreciable. Por eso no tengo nada que reprochar.
Y comprendo el estrés de tantas vidas paralelas. Comprendo por qué al final me dejaste.
Lo único que nos diferencia es que el peso de mi conciencia me hizo quedarme sola. ¿Cómo tú, sin embargo, puedes seguir con ella? Mirarla a los ojos como si la hubieras amado toda la vida... ¿qué has hecho con esos paréntesis que viviste conmigo? ¿Cómo, cuéntame cómo puedes seguir viviendo con una mentira dentro? Explícamelo, porque ahora me siento sucia sólo de estar escribiendo sobre ti.

domingo, 6 de mayo de 2007

Yo espero, tú esperas

El mundo ha creado una nueva forma de esperanza, la de reenvía y en diez minutos tu deseo se cumplirá. A mí no se me ha cumplido, pero me queda una oportunidad: esta noche, entre la una y las cuatro, el amor de mi vida me hará una señal. Son maneras de no olvidar que sólo nosotros podemos desear, ahora que las velas de las tartas desaparecen si éstas no son light, sin azúcar y con bífidus activo. Los mails y el calvo de la lotería de navidad.

ÚLTIMA ENTREVISTA (Cristina Peri Rossi)

La última entrevista fue triste.
Yo esperaba una decisión imposible:
que me siguieras a una ciudad extraña
donde sólo se había perdido un submarino alemán
y tú esperabas que no te lo propusiera.
Con el vértigo de los suicidaste dije:
« Ven conmigo» sabiéndolo imposible
y tú -sabiéndolo imposible- respondiste:
«Nada se me perdió allí» y diste la conversación
por concluida. Me puse de pie
como quien cierra un libro
aunque sabía -lo supe siempre-
que ahora empezaba otro capítulo.
Iba a soñar contigo -en una ciudad extraña-,
donde sólo un viejo submarino alemán
se perdió.
Iba a escribirte cartas que no te enviaría
y tú, ibas a esperar mi regreso
-Penélope infiel- con ambigüedad,
sabiendo que mis cortos regresos
no serían definitivos. No soy Ulises. No conocí
Itaca. Todo lo que he perdido

"Inmovilidad de los barcos" 1997

sábado, 5 de mayo de 2007

En aquel momento


No hay nada especial. Allí llueve y aquí no. Una sábado de jornada intensiva, papeles que reutilizar escribiendo versos que siempre tiro a la basura, las cosas que no hago por investigar la vida de otras mujeres Penélope. Y no hay nada especial en la mía. Seguramente ni siquiera soy la única amante del marido bandido. Para cuántas más habrá tenido que comprar otro teléfono móvil. A cuántas habrá asustado: "mi mujer sospecha algo". A cuántas habrá sacado del sueño y de la cama. A cuántas habrá dicho "no quiero hacerte daño"...


Esas dudas ya no me corresponden. Me queda desear haber sido la única otra, al menos en aquel momento.


martes, 1 de mayo de 2007

Si hubieras llevado tres copas...

Y al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente. Y no hallé quien de ti me dijera ni media palabra, parecía como si me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás de la barra del otro verano, y en lugar de tu bar, había una sucursal del banco Hispanoamericano. Tu memoria vengué a pedradas contra los cristales.
- Sé qué no lo soñé! - protestaba, mientras me esposaban los municipales.
En mi declaración alegué que llevaba tres copas, y empecé esta canción en el cuarto donde, aquella vez, te quitaba la ropa. (Sabina)

En otras versiones también de mí misma acabo borracha y dormida, desperdiciando la oportunidad de que ella asista a un programa de mujeres cornudas y abandonadas. Pero en esta versión no sirvió de nada la última noche. Como si no hubiera existido un taxi perdido entre el tráfico o tu miedo a ser descubierto por la familia de vacaciones en la playa. Sé que no lo soñé porque guardo las pruebas en bolsitas policiales: la servilleta de la cafetería donde desayunamos tu vergüenza y la mía, las facturas de otro hotel que no era a cargo de la empresa, el billete del cercanías de aquella mañana sin beso en el andén. Sé que no lo soñé y tú sólo deseas que todo haya sido un sueño. Te aguantas.