jueves, 14 de diciembre de 2006

Cogí un taxi



La moqueta era azul. La noche, gris, desde el balcón. Oler la mañana con tu camiseta robada. La buscabas para no dejar pruebas. Quise dejar un mechón en ella y que supieras lo que es un adiós sin un beso en la boca. Pero no tuve valor. Nunca lo tuve. Quizá por eso nunca lo fuiste. Mío.

Me queda la dignidad de no haberte pedido nada, la ridícula dignidad de los perdedores que quisieron ser honestos aún haciendo trampas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te acabo de enlazar en mi blog.

Un saludo.

http://unabohemia.blogspot.es/

Anónimo dijo...

Gracias por colocarme en tu página... De todas maneras soy consciente del escaso valor y el nulo interés que puede tener mi blog. No nació con más ambición que la del desahogo: si supiera hacer poesía o cantar mis penas, lo haría; como sólo sé desvariar y teclear sinsentidos, eso hago.
Nos leemos. Saludos.