La otra noche no quise castigarlo. De alguna manera, simplemente, me liberé de esta disponibilidad que no merece. ¿Que se acordaba de mi sonrisa? Y yo de su boca más veces al día, pero no lo saco de la cama.
Ahora reconócete. Soy tú, y estaba acompañda, ¿te suena?
Por dentro sigo sola, malditamente sola contigo...
¿Cuándo podré olvidarte? Tú ganas: nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario